“In Northern Africa, bread is a way of life. Not that long ago, women would prepare their loaves of dough at home and then send them to the community oven, where the bakers would cook the loaves and then return the fresh bread to each home. This still happens in small, rural communities, but in the big cities you can pick up fresh loaves in almost every tiny convenience store. Bakers make their morning deliveries on scooters that are outfitted with gigantic baskets behind the seat. Bread is so critical to the Northern African diet that it’s eaten for breakfast, lunch, dinner, and snacks (diabetes is a regional health challenge).
When a family prepares more bread than they need, the leftovers are never wasted. It’s considered shameful to throw bread away, so families will take their remaining bread and put the loaves outside somewhere safe, so that any hungry passerby can eat. These loaves are never put in the dirt or on an unclean surface, so you might be surprised to see random loaves of bread stacked on wall ledges, park benches, or even tucked into tree trunks. Stray animals, people living in poverty, farmers that can’t afford to feed their flocks are all welcome to it.
Every time I see bread stashed in random places outside, I’m reminded of how important it is for communities to be involved in caring for their neighbors in ways that bring dignity. The local church here is passionate about this work, serving our most vulnerable migrant and refugee neighbors with compassion and care. It’s an honor to partner together as we serve the One who called himself the Bread of Life.”
- Karen, field personnel serving in North Africa
Pan de vida
“En el norte de África, el pan es una forma de vida. No hace mucho tiempo, las mujeres preparaban sus hogazas de masa en casa y luego las enviaban al horno comunitario, donde los panaderos cocinaban las hogazas y luego devolvían el pan fresco a cada hogar. Esto todavía sucede en las comunidades rurales pequeñas, pero en las grandes ciudades puedes comprar panes frescos en casi todas las tiendas pequeñas. Los panaderos hacen sus entregas matutinas en scooters que están equipados con cestas gigantes detrás del asiento. El pan es tan importante para la dieta del norte de África que se come para el desayuno, el almuerzo, la cena y los refrigerios (la diabetes es un desafío de salud regional).
Cuando una familia prepara más pan del que necesita, las sobras nunca se desperdician. Se considera vergonzoso tirar el pan, por lo que las familias tomarán el pan restante y colocarán los panes afuera de la casa en un lugar seguro, para que cualquier transeúnte hambriento pueda comer. Estas hogazas nunca se ponen en la tierra o en una superficie sucia, por lo que es posible que nos sorprenda al ver hogazas de pan al azar apiladas en las repisas de las paredes, en los bancos de los parques o incluso en los troncos de los árboles. Así con bienvenidos a participar los animales callejeros, las personas que viven en la pobreza y los agricultores que no pueden permitirse alimentar a sus rebaños.
Cada vez que veo pan escondido en lugares al azar afuera, recuerdo lo importante que es para las comunidades involucrarse en el cuidado de sus vecinos de manera que les brinde dignidad. La iglesia local aquí es una apasionada de este trabajo, sirviendo a nuestros vecinos migrantes y refugiados más vulnerables con compasión y cuidado. Es un honor asociarnos juntos mientras servimos a Aquel que se llamó a sí mismo el Pan de Vida."
- Karen, personal de campo que trabaja en el norte de África