Mission Bite #214: A Mobile Prayer Closet

But when you pray, go into your room, close the door and pray to your Father, who is unseen. - Matthew 6:6a (NIV)

Living in one of the largest, most traffic-jam prone cities in Asia has its challenges. But I’ve come to see my 2-3 hour, twice-weekly commute to tutor professors at a technical institute as a spiritually refreshing time. I love playing worship songs, full blast. I’m often moved to pray for different people—and when the traffic is at a complete standstill, can send them a quick text message or email. Seeing the tin shacks under the underpass, where those in extreme poverty cling to a precarious existence, prompts me to prayer; I keep a stash of tracts, along with small change and sometimes snacks, to give to those who come to my car to beg or offer to clean my windshield. I’ve cried in the car, shedding tears for the loss of my mother earlier this year while thanking God for the incredible blessings she was to me and so many others. Amazingly, I look forward to traffic jams in my mobile prayer closet.

- Suzie, field personnel serving in Thailand

Un armario de oración móvil

“Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto." - Mateo 6.6a (NVI)

Vivir en una de las ciudades más grandes y propensas a los atascos de tráfico de Asia tiene sus desafíos. Pero he llegado a ver mi viaje diario de dos a tres horas, dos veces por semana, a profesores tutores en un instituto técnico, como un momento espiritualmente refrescante. Me encanta escuchar canciones de adoración a todo volumen. A menudo me conmueve orar por diferentes personas, y cuando el tráfico se detiene por completo, puedo enviarles un mensaje de texto rápido o un correo electrónico. Ver las casitas de latón debajo del paso subterráneo, donde los que viven en la pobreza extrema se aferran a una existencia precaria, me impulsa a orar. Guardo un alijo de tratados, junto con monedas de cambios y, a veces, bocadillos para compartir con quienes a menudo vienen a mi auto a pedir u ofrecerse para limpiar mi parabrisas. A principios de este año lloré mucho en el auto por la pérdida de mi madre mientras le agradecía a Dios por las increíbles bendiciones que ella fue para mí y para muchos otros. Aunque parezca raro, espero con ansias los atascos de tráfico en este, mi armario de oración móvil.

- Suzie, personal de campo en Thailand